Según una investigación reciente efectuada por el Estudio Prospectivo Europeo Sobre Cáncer y Nutrición (EPIC) la falta de ejercicio físico duplica la probabilidad de sufrir una muerte prematura si se lo compara con las muertes atribuidas a la obesidad.Los resultados se publicaron hace unos días en la revista American Journal of Clinical Nutrition.
La investigación, que abarcó a unos 334 mil hombres y mujeres europeos, encontró que las muertes prematuras atribuibles a la falta de una actividad física duplican a las muertes causadas por la obesidad, pero que sólo un modesto aumento en la actividad física podría tener beneficios significativos para la salud. Según el estudio publicado hace unos días, una caminata de 20 minutos cada día podría ser suficiente para reducir el riesgo de que una persona sufra una muerte prematura a causa del sedentarismo.
La inactividad física se ha asociado consistentemente con un mayor riesgo de muerte prematura, además de estar asociada con una mayor incidencia en enfermedades como el cáncer, enfermedades cardíacas y contribuir a un mayor índice de masa corporal (IMC) y la obesidad. La asociación con una muerte prematura es independiente del índice de masa corporal del individuo.
Para medir la relación entre la inactividad física y la muerte prematura (y su interacción con la obesidad) se analizaron los datos de 334.161 personas de ambos sexos de toda Europa durante 12 años. Los investigadores midieron la altura, el peso y la circunferencia de la cintura, además se utilizó un sistema de autoevaluación para medir los niveles de actividad física.
Los resultados del estudio arrojaron que la mayor reducción en el riesgo de muerte prematura se produjo en la comparación entre el grupo inactivo y el grupo moderadamente inactivo. Los autores estiman que hacer alguna actividad física que equivalga a la quema de entre 90 y 110 calorías diarias, llevaría al individuo del grupo inactivo al moderadamente inactivo y con esto reducir su riesgo de muerte prematura entre un 16 a 30%.
Si bien el impacto fue mayor entre las personas de peso normal, los individuos con un mayor IMC también obtuvieron beneficios.
Si bien el impacto fue mayor entre las personas de peso normal, los individuos con un mayor IMC también obtuvieron beneficios.
Casi una cuarta parte del total de las personas que abarcó el estudio (22,7%) fueron catalogadas como inactivas, esto se desprende de la combinación de su actividad laboral con las actividades recreativas. Es decir, los participantes que fueron catalogados como inactivos no reportaron una actividad recreativa, además de una ocupación sedentaria.
Basados en los resultados del estudio y utilizando los datos más recientes disponibles sobre las muertes en toda Europa, los investigadores estimaron que unas 337 mil de las 9,2 millones de muertes anuales en todo el continente, eran atribuibles a la obesidad (clasificada con un IMC mayor a 30). Sin embargo, las muertes atribuibles a la inactividad física duplicaban este número: 676 mil personas.
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