Compostable, sostenible, remodelable y con un tacto que gravita entre la madera y el vidrio soplado: el plástico hecho de huesos de aceituna que fabrica en España Naifactory Lab podría cambiar el mundo –a mejor–.
¿Por qué aceitunas?
La elección de la materia se debe, ni más ni menos, que a una pura serendipia. "Estaba haciendo una especialización en diseño de materiales en la universidad Elisava, y como parte de la formación, nos pidieron elegir un residuo para explorar y desarrollar un nuevo material", recuerda Catazine. "Era verano y tenia invitados en casa, estaba muy agobiada. Comiendo cerca de la escuela, tenia pocos minutos antes del inicio de la clase, y cuando miré el plato desesperada, los huesos de oliva me miraban a mí. Así empezó todo", explica. Cuando averiguó que la gestión de este abundante subproducto "no acababa de cerrar su ciclo de un modo constructivo", todas las piezas encajaron.
¿Es realmente biodegradable?
Algunos plásticos que nos venden con el prefijo 'bio' no se biodegradan a menos que sean sometidos a altísimas temperaturas que no se dan de manera natural en la Tierra. No es el caso de Reolivar: "Es un bio-composite inteligente, es decir, que responde a la necesidad de cada usuario. Se mantiene totalmente estables y duradero en un ambiente normal de humedad y temperatura, pero si decidimos deshacernos de ellos, basta con dejarlos biodegradarse en el compost o, incluso, en la propia naturaleza, pues su fórmula contiene únicamente ingredientes naturales. El agua y los microorganismos se encargan de cerrar su ciclo de vida en cuestión de semanas", aseguran sus creadores.
Por su apariencia y propiedades, ¿podría sustituir al plástico habitual?
Eso parece, pues incluso resulta más fácilmente moldeable que el plástico: "Su comportamiento mecánico lo acerca más a la madera, por lo que permite mecanizados como el fresado o torneado. Y, además, en estado líquido, se puede utilizar como adhesivo para soldar piezas entre sí", aseguran Catazine y Vilar. "Otra gran ventaja de estos materiales es su reutilización, pues tienen la capacidad de derretirse a baja temperatura sin emitir gases tóxicos y ser transformados mediante moldes en nuevas piezas".
Su aspecto "despierta una atracción especial por su aspecto frágil similar al vidrio soplado", explican asimismo. "Los que se aventuran a tocar nuestras piezas se sorprenden al descubrir el tacto y la ligereza del material", afirman, algo que pudieron comprobar a su paso por la feria Maker Faire de Barcelona el pasado año, donde cosecharon una gran acogida por parte de los asistentes, que se tornaba en incredulidad al conocer la procedencia del material.
¿Qué se puede fabricar con él?
Desde Naifactory Lab destacan la versatilidad del material, con el que ya han elaborado lámparas, cuencos, pequeño mobiliario y juegos de construcción. "Venimos del mundo del diseño, y eso nos ha permitido poder compaginar el desarrollo tecnológico de los materiales con la experimentación de formas, colores y texturas, y generar una serie de piezas únicas con un lenguaje orgánico que bebe tanto de la naturaleza como de la artesanía", cuentan. De hecho, han pasado cuatro de los cinco últimos años en las playas salvajes del nordeste de Brasil, aprendiendo con los artesanos locales a trabajar la cerámica y las fibras naturales. "De esta experiencia surgió una colección de objetos y nuestro actual interés por trabajar de un modo más manual", recuerdan.
Estos expertos también se encuentran trabajando en la transformación de Reolivar en mamparas o paneles mecanizables, lo que, aseguran, les abre un panorama de posibilidades muy amplio. De hecho, ya están creando prototipos para empresas. "El siguiente paso será la producción de piezas en colaboración con centros ocupacionales y de asociaciones de inserción social".
Más allá de Reolivar
"Hay un movimiento creciente de desarrollo de biomateriales en todo el planeta, y esto es algo muy positivo, porque es un claro indicador de que existe una tendencia al cambio de modelo de sociedad. Nos gusta mucho lo que se está haciendo con otros residuos, como el café", detalla la pareja.
Ellos mismos, de hecho, están formando parte de este cambio activamente, participando en un proyecto llamado REMIX El Barrio, en el FAB LAB de Barcelona. "Allí exploramos, junto con otros diseñadores de materiales, las posibilidades de los residuos vegetales del Barrio de Poblenou".
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