Robert Marzano y John Hattie son dos de los principales promotores de la enseñanza basada en evidencias. Cada uno, junto con su equipo de investigadores, han venido realizando importantes trabajos de revisión de estudios para “poner algo de luz” sobre lo que funciona en educación. Pese a utilizar metodologías de trabajo diferentes, han llegado a las mismas conclusiones. A continuación, vamos a hablar sobre 8 estrategias educativas efectivas que ambos encontraron en sus trabajos de investigación.
Estrategia 1. Un objetivo claro en cada lección
John Hattie subraya que es muy importante para el profesor y sus alumnos el hecho de tener claro lo que se pretende aprender en cada lección. Según Hattie, la “claridad del profesor” es uno de los factores más potentes que condicionan el rendimiento del alumno. Robert Marzano confirma esto, e incluye la variable “objetivo de la lección” en su top 5 de factores que modifican el rendimiento.
Según Hattie, el objetivo de lección eficaz:
- Establece claramente lo que tú quieres que tus alumnos aprendan.
- Se puede centrar en el aprendizaje superficial o en el aprendizaje profundo (o ambos) (ver entrada sobre esto).
- Debe suponer un reto suficiente para el nivel del alumnado.
- Puede ser agrupado (puede haber más de un objetivo en una sola lección).
- Necesita ser compartido con los alumnos.
Marzano encontró que iniciar la clase con una pregunta es una buena forma de conseguir la atención del alumnado. Por ejemplo:
- ¿Cómo se suman fracciones con diferente denominador? Esto es lo que lo que deberás saber al final de esta clase.
- ¿Cuál es la diferencia entre un elemento y un compuesto?
- ¿Por qué el texto A es mejor que el texto B?
- ¿Cuándo (en qué periodo) se construyeron las pirámides de Egipto?
Por su lado, Hattie sugiere presentar las cuestiones de una forma algo distinta:
- Entonces ¿cuál es el objetivo de la clase de hoy?
- ¿Qué sabemos ya que nos va a ayudar a conseguir ese objetivo?
- ¿Qué vamos a tener que hacer para asegurarnos de que conseguimos ese objetivo?
Estrategia 2. Ofrece instrucción abierta
Robert Marzano afirma que es importante que enseñes de forma explícita a tus alumnos lo que quieres que aprendan. Su revisión de estudios reveló que esto es el factor más importante para asegurar el logro de los alumnos. Como profesor, tienes que decirle a tus alumnos lo que necesitan saber y mostrarles exactamente cómo se hacen esas cosas.
John Hattie no revisó el factor de “la enseñanza explícita” de forma aislada, pero encontró que la instrucción directa era muy efectiva (ver
entrada sobre esto). La instrucción directa requiere enseñar de forma explícita y cuidadosamente secuenciada el currículo, además de ir acompañada de tiempos de práctica progresiva.
Además, Hattie remarca el poder que tiene el darle a los alumnos “ejemplos resueltos” cuando se están explicando los diferentes pasos de una tarea. Marzano también destaca la importancia de dar ejemplos y no-ejemplos (semejanzas y diferencias) del concepto que estás enseñando. Por ejemplo, cuando enseñes los números primos sería útil remarcar que el 2 es un ejemplo de número primo, y que el 9, el 15 y el 21 no son ejemplos de números primos (para evitar confusiones con los conceptos de par-impar).
Marzano también encontró en sus revisiones que puedes enseñar explícitamente niveles profundos de conocimiento utilizando organizadores gráficos. Debes usarlos para enseñar cómo diferentes ideas se relacionan entre sí (por ejemplo, para mostrar pasos a realizar, relaciones de causa-efecto, jerarquías, listas, comparaciones, etc.)
En resumen, ni Hattie ni Marzano creen que enseñar bien sea solamente ponerse delante de la clase a “repartir” conocimiento. Sin embargo, los dos están de acuerdo en que decirle a los alumnos qué necesitan saber y enseñárselo son dos partes esenciales del aprendizaje.
Estrategia 3. Haz que los alumnos “se enganchen” al contenido.
Mientras que es esencial enseñar de forma activa lo que se necesita saber y ser capaz de hacer, también es importante hacer que los alumnos “conecten” con los contenidos.
Marzano y Hattie están de acuerdo con que esto se consigue haciendo que los alumnos vean una relación entre lo que tú les enseñas por primera vez y lo que ellos ya saben sobre el tema. Los alumnos necesitan “engancharse” al nuevo contenido tan pronto como sea posible. Esto se puede conseguir añadiéndolo a lo que ya saben o utilizándolo para aclarar algunos conceptos mal comprendido que mantienen.
Tus alumnos podrán entonces concretar con tu información de otra forma. Hattie habla sobre el valor de que los alumnos tomen apuntes. Marzano también encontró que tomar apuntes y trabajar con materiales manipulativos es importante. Además, encontró que el mero hecho de pedirle a los alumnos que recuerden información que les acabas de enseñar tiene un impacto sustancial en su grado de dominio final del contenido. Todas estas estrategias son útiles, pero sólo sirven para que los alumnos conecten con el contenido a nivel superficial.
Robert Marzano también ha encontrado otras maneras de enganchar a los alumnos al nuevo contenido y hacerles profundizar en su aprendizaje, como por ejemplo, utilizar analogías: “la Carta Magna ofrece a los ciudadanos lo que un árbitro ofrece a un partido de fútbol.”
Estrategia 4. Ofrece feed-back.
Es importante ofrecer feed-back a los alumnos después e que hayan entrado en contacto con el nuevo contenido. Esto les servirá para conocer lo que está bien y lo que está mal sobre su trabajo y les ayudará a saber cómo pueden mejorar.
Robert Marzano indica que lo alumnos necesitan recibir feed-back mientras aún se encuentran en disposición de mejorar (por ejemplo, antes de terminar una redacción personal). John Hattie va un poco más allá, diciendo que los alumnos con dificultades necesitan feed-back inmediato y que el resto de alumnos se adapta mejor al feedback “retardado”. Esto nos viene a decir que diferentes tipos de alumnos necesitan diferentes tipos de feedback (ver
entrada sobre feed-back)
Siguiendo con este tema, Hattie subraya que el feed-back es un recurso de doble vía, donde los resultados del alumno, también le dicen al profesor el grado en el que sus esfuerzos están dando sus frutos. Cuando los profesores conciben el feed-back de esta forma, tiene incluso un impacto mayor en el resultado de los alumnos.
Estrategia 5. Exposición repetida
Si quieren que tus alumnos retengan bien la información, deberás exponerles a ella de forma repetida.
Cuando Marzano estudió las claves para mejorar el vocabulario de los alumnos, encontró que un factor crítico era el hecho de exponer a los alumnos a una misma palabra muchas veces. Observó que, cuando dicha exposición iba acompañada de un comentario explícito sobre su significado, el grado de adquisición de la palabra se multiplicaba por dos.
John Hattie profundiza en este tema y afirma que es muy importante utilizar técnicas como el “ensayo” y la “revisión”. Con ensayo se refiere la idea de repasar y trabajar varias veces el contenido hasta que os alumnos son capaces de recordarlo por sí solos, mientras que la revisión hace referencia a volver a trabajar sobre contenidos ya asentados en lecciones anteriores.
Igualmente, también hace hincapié en la importancia de permitir a los alumnos tiempo de práctica suficiente para hacer las cosas que acabas de aprender. Cuando estos tiempos de practica son y son espaciados en el tiempo, se ha observado que las calificaciones de los alumnos mejoran hasta en un 26%.
No obstante, Hattie advierte que la práctica sin feed-back puede ser peligrosa porque puede llevar a los estudiantes a interiorizar algunas cosas de forma errónea.
Estrategia 6. Haz que los alumnos apliquen lo que saben
Robet Marzano ha encontrado que ayudar a los alumnos a que apliquen sus conocimientos profundiza su entendimiento sobre la materia.
La aplicación del conocimiento es un proceso deductivo donde los alumnos ponen en práctica diferentes principios en un problema o contexto concreto. Marzano encontró que enseñar a los alumnos a pensar deductivamente y darles una práctica guiada a la hora de hacer esto, les ayuda a generalizar su aprendizaje más allá de un tema o una tarea en concreto.
Hattie confirma que los procesos deductivos (aplicar un principio general en una situación concreta) es mucho más efectivo que la los procesos inductivos (pedirle a los alumnos que descubran principios generales a partir de la observación de un caso específico).
Cuando hablamos de aplicar el conocimiento también hablamos de resolver problemas. Los trabajos de síntesis de Robert Marzano revelan que realizar problemas en clase tiene un impacto alto (d=0,54) sobre el nivel de comprensión de los alumnos. Marzano y Hattie sostienen que los “buenos” problemas deben hacer que el alumno aplique lo que previamente ha aprendido. Cuando se proponen buenos problemas,las investigaciones de Hattie encuentran un tamaño de efecto alto similar al encontrado por Marzano (d=0,61). Sin embargo, cuando un problema es utilizado para promover el aprendizaje por descubrimiento, el efecto es mucho menor (d=0,15). Hattie también enfatiza la importancia de enseñar a los alumnos a resolver problemas paso a paso: entender el enunciado, pensar un plan de acción, llevarlo a cabo, revisar y comprobar los resultados.
Estrategia 7. Haz que los alumnos trabajen juntos
Robert Marzano y John Hattie están de acuerdo en que si los alumnos trabajan juntos, el aprendizaje mejora. El uso de grupos de aprendizaje cooperativo añade valor a los momentos de instrucción para toda la clase (d=0,41) y al trabajo individual (d=0,59-0,78).
También están de acuerdo que la competición intergrupal puede incrementar el efecto del aprendizaje cooperativo.
Sin embargo, ni Marzano ni Hattie cree que el aprendizaje cooperativo debe reemplazar completamente la instrucción a toda la clase ni las actividades de trabajo individual.
Hattie remarca cómo los alumnos necesitan que les enseñes datos y habilidades sobre un tema en concreto, para que puedan hacer buenas aportaciones al trabajo de su equipo. SI los alumnos no han adquirido suficientes conocimientos sobre un material, no pueden participar activamente en tareas cooperativas.
Marzano añade que si los alumnos tienes que llegar a dominar una materia, deben tener oportunidad de practicarlo de forma individual y recibir feed-back.
Finalmente, Marzano y Hattie están de acuerdo en que el aprendizaje cooperativo es solo efectivo cuando está cuidadosamente estructurado, se realiza en pequeños grupos (no más de 4), y se enseña de forma explícita a trabajar en equipo (ver
entrada sobre este tema)
Estrategia 8. Haz que los alumnos sean auto-eficaces
La autoeficacia hace referencia a la creencia del estudiante en que su habilidad le puede ayudar a completar una tarea en un situación concreta.. Por ejemplo, un alumno puede sentirse capaz de bailar sobre un escenario pero puede sentir inseguridad hablando en público.
Hattie y Marzano han encontrado que la autoeficacia tiene un impacto sustancial en el logro del alumno. Observaron que aquellos alumnos que “creían” que iban a aprender a dominar las fracciones tenían mayor probabilidad de hacerlo, mientras que los alumnos que se consideraban a sí mismos como malos lectores mostraban menor probabilidad de mejorar su lectura.
Los trabajos de Marzano demuestran que puedes contribuir a mejorar la autoeficacia a través del elogio, y a través de expresar tus creencias a tus alumnos de que lo van a conseguir. Sin embargo, para ser efectivo, los elogios deben presentar las siguientes características:
- Deben ser sinceros y reales: solo hay que darlos cuando los alumnos han tenido un logro o progreso real.
- Deben hacer referencia a éxitos concretos relacionados con las tareas.
Como indica Carol Dweck, si constantemente estás alabando al alumno por todo lo que hace, acabarás promoviendo la mediocridad, y le estarás mandando el mensaje de que no crees que pueda dar más de sí (ver
entrada relacionada).
Hattie subraya el hecho de que existe una relación recíproca entre autoeficacia y logro académico. Esto es, que si aumentamos los logros del alumno, aumenta su autoeficacia, mientras que si aumentamos su autoeficacia, también aumentarán sus logros.
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Traducción al español realizada por el autor de este blog desde el sitio web del profesor Shaun Killian sobre evidencia en educación.