sábado, 21 de abril de 2018

Una explicación de cómo el calentamiento global produce olas de frìo extremo

Vox tiene este interesante vídeo-documental acerca de la relación entre el calentamiento global –especialmente en el Ártico– y los cambios meterológicos que se están sufriendo en todas partes del mundo. Esto se traduce en situaciones tanto de calor extremo como de frío extremo, lo cual puede resultar un tanto confuso llamándose el fenómeno «calentamiento». De hecho a veces es usado medio en broma, medio en serio como negación de que lo que sucede es que haya «calentamiento».
Para empezar recordemos que el término correcto del fenómeno es calentamiento global, mejor que «cambio climático» pues el segundo es un término más bien buenrollista y políticamente light con el que algunas administraciones y políticos han intentado «quitarle hierro al asunto» – y que además puede usarse para cualquier tipo de cambio en general.
Según explica el vídeo el calentamiento global en el Ártico hace que el deshielo afecte a las grandes zonas de hielo, que actualmente ya se calientan de forma extrema. También se desprenden glaciares, se derriten los icebergs y desaparecen zonas del permafrost del Norte, apareciendo problemas nunca antes experimentados. Al desaparecer el hielo el paisaje cambia de blanco a colores oscuros, que absorben más luz y más calor –un círculo vicioso– calentándose aun más.
Finalmente ese calentamiento también ha modificado la corriente de chorro del Ártico. Normalmente separa el aire frío del norte con el aire cálido del ecuador y los trópicos. Al modificarse ese aire cálido tiende a irse a las zonas de aire frío (porque ocupa más espacio), calentándolo aún más. Pero sobre todo hace que la zona de la corriente de chorro sea más curva y con subeybajas. Eso se traduce en enormes cantidades de aire a temperaturas extremas en movimiento, en zonas en las que normalmente no deberían estar. De ahí las olas de frío extremo que provienen del norte y las tormentas, huracanes, inundaciones y sequías que se producen de forma desigual en muchas zonas del planeta.
Aunque pueda parecer paradójico efectivamente que el Ártico se caliente puede hacer que la corriente de chorro se modifique y baje un chorrazo de aire polar a Europa, como sucedió hace algunas semanas. Cosas como que en Roma nevera y Venecia se congelera y dos semanas después estén a 25 grados con tormenta de polvo del Sáhara. Ayer en Londres vi personalmente a gente bañándose alegremente en la piscina a las 7 de la mañana, porque esta semana se marcaron 28 grados que es la temperatura más alta de Abril en los últimos 70 años.
En resumen: este inverno en el polo norte se estaba comparativamente «calentito» mientras que en Europa hacía más frío: ha habido ciudades del viejo continente y zonas de Siberia a 40 o 50 grados bajo cero. Calentamiento sí, pero eso no solo implica veranos de 50 grados (que los tendremos) sino también inviernos a 50 bajo cero.
Este vídeo es el segundo de tres sobre el tema que está publicando Vox en forma de serie.
  1. What melting sea ice means for life in the Arctic
  2. How a warmer Arctic could intensify extreme weather
Las imágenes y secuencias son de la película Into the Dark que también tiene pinta de muy interesante y que está dedicada a las historias y la vida cotidiana de los científicos que van de expedición al Ártico.

jueves, 19 de abril de 2018

New York 1911




Muy pocas veces somos capaces de hacernos una idea tan clara de cómo era la vida en el pasado como en la siguiente pieza visual. Hay algún “truco” para que parezca tan realista: la velocidad utilizada para la edición o el volumen añadido. El resto es simplemente una pequeña maravilla histórica.
El vídeo fue filmado en 1911 y muestra la vida cotidiana en la ciudad de Nueva York hace 100 años. Esa fecha, la productora de cine sueca, Svenska Biografteatern, visitó la ciudad durante un viaje a Estados Unidos y grabó imágenes de varias escenas callejeras.
La película ha sobrevivido a través de los años en perfecto estado, y ahora el youyuber Guy Jones la subió en una edición de 8 minutos, no sin antes ralentizar el metraje a un ritmo más natural y agregar sonidos ambientales.
En realidad, el metraje es el mismo utilizado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York el año pasado. En las secuencias se pueden observar hitos reconocibles de la época moderna como el Edificio Flatiron o la Estatua de la Libertad, así como edificios que ya no existen, como el Edificio Herald.

Dicho esto, resulta impactante apreciar con tanta claridad (y calidad visual) cómo era la vida cotidiana hace más de un siglo, con el tráfico de la calle o la gente haciendo sus negocios y paseando. Una pequeña joya que no tiene desperdicio

miércoles, 11 de abril de 2018

3 factores que consiguen superefectos en los alumnos

3 factores que consiguen superefectos en los alumnos (según Hattie)


En 2016, el investigador John Hattie actualizó su proyecto titulado “Visible Learning“. Su trabajo de investigación, calificado por algunos como “el Santo Grial de la enseñanza”, sintetiza 15 años de investigación educativa en más de 800 meta-análisis sobre lo que funciona en el aula. Su objetivo es conseguir que los educadores se centren en hacer que todos los alumnos consigan al menos un año académico de progreso por cada año real que pase.
Hattie ha encontrado que muchas de las actividades que hacemos en el aula tienen un efecto en el rendimiento del alumno, e incluso llega a decir que “quizá todo lo que necesitemos para mejorar el aprendizaje sean las ganas”. No obstante, también se preocupó de determinar el efecto medio que producían diferentes prácticas docentes.
Hattie argumenta que, a menos que una práctico concreta produzca más impacto sobre los alumnos que la actividad docente media, esta no debería ser utilizada en el aula.

El concepto del tamaño de efecto en educación

Para todos aquellos que no nos dediquemos a la investigación ni seamos estadísticos, el concepto de “tamaño de efecto” funciona así: imagina que haces un viaje en coche desde un punto A a un punto B. Si conduces a una velocidad media de 60 km/h, tardarás un total de 17 horas en llegar. Ahora imagina que puedes conducir un poco más rápido, a 85 km/h, esto hará que tardes 12 horas en llegar. En el caso de que doblases la velocidad inicial y condujeras a 120 Km/h tardarías en hacer el trayecto solo 8 horas.
El mismo ejemplo podríamos utilizar en educación. Las técnicas de aprendizaje cooperativo, ofrecer enriquecimiento curricular y las actividades extraescolares tienen un “tamaño de efecto” alrededor de la media de 0.4 (lo que significa un impacto medio). Otros factores como que el colegio privado o no, que el alumno sea chico o chica, o el nivel educativo del profesor tienen un tamaño de efecto de 0.1 (casi nada de impacto). En cambio, ofrecer feedback constante a los alumnos, la aceleración curricular y la evaluación formativa tienen unos índices de impacto de 0.7 (por encima de la media).
El objetivo de Hattie es que los profesores conozcamos qué prácticas mejoran los resultados escolares.

Lo mejor de lo mejor

La actualización del año 2016 destapó algunas intervenciones que suelen ser poco visibles en la actividad diaria en el aula.
Por ejemplo, los programas dirigidos a producir un cambio conceptual en el alumno, las propias expectativas del alumno y la eficacia colectiva de los profesores son factores que muestran un tamaño de efecto mayor que 1.15 (alto impacto). Para hacernos una idea: si en la clase A aparece el factor “eficacia colectiva del profesorado” con un tamaño de efecto del 1.57 y en la clase B, este factor estuviera ausente, significaría que el 95% de los alumnos de la clase A tendrían mejores resultados que la media de alumnos de la clase B. Esto cambiaría principalmente la distribución de rendimiento de la clase como aparece en la siguiente imagen:
graph
Así que viendo que estos factores pueden llegar a tener semejante impacto en el rendimiento del alumnado, merece la pena saber algo más sobre ellos.

1. Programas de cambio conceptual

Los programas de cambio conceptual (tamaño de efecto=1.16) tienen que ver con el hecho de que las ideas y creencias previas de los alumnos pueden ser resistentes al cambio, incluso cuando el alumno recibe nueva información que las contradice.
Pongamos de ejemplo una clase donde se habla del clima. Los alumnos pueden pensar en principio que el clima es algo persistente y que la actividad humana no lo afecta. Tras recibir información sobre el cambio climático a lo largo del tiempo, los alumnos pueden llegar a entender que algunos cambios en el clima se deben a los periodos naturales de calentamiento y enfriamiento que han sucedido durante miles y miles de años. El esquema mental original se ha adaptado a esa nueva información.
Sin embargo, algunas veces los alumnos no asimilan toda la nueva información. A menudo, los profesores lo intentamos resolver con el repaso y la repetición diaria de los contenidos (“re-teaching”), pero sería más productivo ir directamente a confrontar algunas creencias erróneas comunes de los alumnos que pueden estar interfiriendo los nuevos aprendizajes. Siguiendo con el ejemplo del clima, algunas creencias comunes pueden ser que el calentamiento global no existe ya que “este invierno ha sido más frío que el anterior invierno”, o que el CO2 no tiene un efecto negativo real.
Tratar específicamente estas creencias erróneas tendrá mucha más impacto sobre el aprendizaje que simplemente repasar y repasar los propios contenidos curriculares.

2. Las expectativas del alumnado

Las expectativas del alumno (tamaño de efecto=1.3) es otro se los superfactores que encontró Hattie. Cuando un profesor sabe cuáles son las expectativas del alumno, es capaz de “empujarle” para que consiga más. Este factor, diferente al de trabajar por objetivos, lo que consigue es modificar la base de expectativas que un estudiante tiene y hacer que cambie su actitud y comportamiento con relación a lo que cree sobre sus capacidades.

3. Eficacia colectiva del profesorado

Este factor es uno de los más potentes (tamaño de efecto = 1.6)
introducirlo en el aula puede básicamente triplicar el ratio de aprendizaje. Consigue más del doble de efecto que utilizar el feedback en las clases (0.7) y más de cinco veces el efecto que producen los deberes(0.3.)
Las creencias sobre la eficacia son tan poderosas porque llevan a influenciar las acciones y decisiones de los profesores. La investigación muestra que la eficacia percibida cambia directamente “la diligencia y determinación con las que los grupos persiguen sus metas” (Godard, Hoy & Hoy, 2004)
Cuando los profesores creen que sus esfuerzos pueden cambiar los logros de los alumnos, llevan razón. Cuando creen que no hay mucho que puedan hacer, también llevan razón, y sus acciones lo reflejarán.
Hay mucho factores que contribuyen a la eficacia del profesorado incluyendo el grado en el que los profesores participan en las decisiones, cuánto saben sobre lo que sus compañeros están haciendo en clase y cómo de flexible es la dirección de su centro.
Sin embargo, según Hattie, no hay nada mejor para influenciar a los alumnos que el hecho de que sus profesores crean realmente que su enseñanza beneficia directamente (Donohoo, 2017)

En conclusión

Al igual que nuestros alumnos, los profesores también mantenemos creencias que no ayudan y que van en contra de todas las evidencias disponibles. No es nada raro que nos opongamos al cambio, va en la naturaleza humana. Sin embargo, como educadores, podemos y debemos tomar un tiempo para la reflexión, autocrítica y reconocimiento sobre qué áreas debemos mejorar.
Armados con los trabajos de Hattie sobre lo que funciona, tenemos el poder de incrementar nuestra propia eficacia como maestros y la capacidad de obtener buenos resultados con todos nuestros alumnos.
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Referencias bibliográficas:

Donohoo, J. (2017). Collective efficacy: How educators’ beliefs impact student learning. Thousand Oaks, CA: Corwin.
Goddard, R., Hoy, W., & Hoy, A. W. (2004). Collective efficacy beliefs: Theoretical developments, empirical evidence, and future directions. Educational Researcher, 33(3), 3-13.
Hattie, J. (2008). Visible learning: A synthesis of over 800 meta-analyses relating to achievement. Routledge.
Entrada original (en inglés): https://www.eschoolnews.com/2017/07/24/teachers-supersize-hattie-effects/2/?all

8 prácticas educativas en las que coinciden Hattie y Marzano

8 prácticas educativas en las que coinciden Hattie y Marzano


Robert Marzano y John Hattie son dos de los principales promotores de la enseñanza basada en evidencias. Cada uno, junto con su equipo de investigadores, han venido realizando importantes trabajos de revisión de estudios para “poner algo de luz” sobre lo que funciona en educación. Pese a utilizar metodologías de trabajo diferentes, han llegado a las mismas conclusiones. A continuación, vamos a hablar sobre 8 estrategias educativas efectivas que ambos encontraron en sus trabajos de investigación.

Estrategia 1. Un objetivo claro en cada lección

John Hattie subraya que es muy importante para el profesor y sus alumnos el hecho de tener claro lo que se pretende aprender en cada lección. Según Hattie, la “claridad del profesor” es uno de los factores más potentes que condicionan el rendimiento del alumno. Robert Marzano confirma esto, e incluye la variable “objetivo de la lección” en su top 5 de factores que modifican el rendimiento.
Según Hattie, el objetivo de lección eficaz:
  • Establece claramente lo que tú quieres que tus alumnos aprendan.
  • Se puede centrar en el aprendizaje superficial o en el aprendizaje profundo (o ambos) (ver entrada sobre esto).
  • Debe suponer un reto suficiente para el nivel del alumnado.
  • Puede ser agrupado (puede haber más de un objetivo en una sola lección).
  • Necesita ser compartido con los alumnos.
Marzano encontró que iniciar la clase con una pregunta es una buena forma de conseguir la atención del alumnado. Por ejemplo:
  • ¿Cómo se suman fracciones con diferente denominador? Esto es lo que lo que deberás saber al final de esta clase.
  • ¿Cuál es la diferencia entre un elemento y un compuesto?
  • ¿Por qué el texto A es mejor que el texto B?
  • ¿Cuándo (en qué periodo) se construyeron las pirámides de Egipto?
Por su lado, Hattie sugiere presentar las cuestiones de una forma algo distinta:
  • Entonces ¿cuál es el objetivo de la clase de hoy?
  • ¿Qué sabemos ya que nos va a ayudar a conseguir ese objetivo?
  • ¿Qué vamos a tener que hacer para asegurarnos de que conseguimos ese objetivo?

Estrategia 2. Ofrece instrucción abierta

Robert Marzano afirma que es importante que enseñes de forma explícita a tus alumnos lo que quieres que aprendan. Su revisión de estudios reveló que esto es el factor más importante para asegurar el logro de los alumnos. Como profesor, tienes que decirle a tus alumnos lo que necesitan saber y mostrarles exactamente cómo se hacen esas cosas.
John Hattie no revisó el factor de “la enseñanza explícita” de forma aislada, pero encontró que la instrucción directa era muy efectiva (ver entrada sobre esto). La instrucción directa requiere enseñar de forma explícita y cuidadosamente secuenciada el currículo, además de ir acompañada de tiempos de práctica progresiva.
Además, Hattie remarca el poder que tiene el darle a los alumnos “ejemplos resueltos” cuando se están explicando los diferentes pasos de una tarea. Marzano también destaca la importancia de dar ejemplos y no-ejemplos (semejanzas y diferencias) del concepto que estás enseñando. Por ejemplo, cuando enseñes los números primos sería útil remarcar que el 2 es un ejemplo de número primo, y que el 9, el 15 y el 21 no son ejemplos de números primos (para evitar confusiones con los conceptos de par-impar).
Marzano también encontró en sus revisiones que puedes enseñar explícitamente niveles profundos de conocimiento utilizando organizadores gráficos. Debes usarlos para enseñar cómo diferentes ideas se relacionan entre sí (por ejemplo, para mostrar pasos a realizar, relaciones de causa-efecto, jerarquías, listas, comparaciones, etc.)
En resumen, ni Hattie ni Marzano creen que enseñar bien sea solamente ponerse delante de la clase a “repartir” conocimiento. Sin embargo, los dos están de acuerdo en que decirle a los alumnos qué necesitan saber y enseñárselo son dos partes esenciales del aprendizaje.

Estrategia 3. Haz que los alumnos “se enganchen” al contenido.

Mientras que es esencial enseñar de forma activa lo que se necesita saber y ser capaz de hacer, también es importante hacer que los alumnos “conecten” con los contenidos.
Marzano y Hattie están de acuerdo con que esto se consigue haciendo que los alumnos vean una relación entre lo que tú les enseñas por primera vez y lo que ellos ya saben sobre el tema. Los alumnos necesitan “engancharse” al nuevo contenido tan pronto como sea posible. Esto se puede conseguir añadiéndolo a lo que ya saben o utilizándolo para aclarar algunos conceptos mal comprendido que mantienen.
Tus alumnos podrán entonces concretar con tu información de otra forma. Hattie habla sobre el valor de que los alumnos tomen apuntes. Marzano también encontró que tomar apuntes y trabajar con materiales manipulativos es importante. Además, encontró que el mero hecho de pedirle a los alumnos que recuerden información que les acabas de enseñar tiene un impacto sustancial en su grado de dominio final del contenido. Todas estas estrategias son útiles, pero sólo sirven para que los alumnos conecten con el contenido a nivel superficial.
Robert Marzano también ha encontrado otras maneras de enganchar a los alumnos al nuevo contenido y hacerles profundizar en su aprendizaje, como por ejemplo, utilizar analogías: “la Carta Magna ofrece a los ciudadanos lo que un árbitro ofrece a un partido de fútbol.”

Estrategia 4. Ofrece feed-back.

Es importante ofrecer feed-back a los alumnos después e que hayan entrado en contacto con el nuevo contenido. Esto les servirá para conocer lo que está bien y lo que está mal sobre su trabajo y les ayudará a saber cómo pueden mejorar.
Robert Marzano indica que lo alumnos necesitan recibir feed-back mientras aún se encuentran en disposición de mejorar (por ejemplo, antes de terminar una redacción personal). John Hattie va un poco más allá, diciendo que los alumnos con dificultades necesitan feed-back inmediato y que el resto de alumnos se adapta mejor al feedback “retardado”. Esto nos viene a decir que diferentes tipos de alumnos necesitan diferentes tipos de feedback (ver entrada sobre feed-back)
Siguiendo con este tema, Hattie subraya que el feed-back es un recurso de doble vía, donde los resultados del alumno, también le dicen al profesor el grado en el que sus esfuerzos están dando sus frutos. Cuando los profesores conciben el feed-back de esta forma, tiene incluso un impacto mayor en el resultado de los alumnos.

Estrategia 5. Exposición repetida

Si quieren que tus alumnos retengan bien la información, deberás exponerles a ella de forma repetida.
Cuando Marzano estudió las claves para mejorar el vocabulario de los alumnos, encontró que un factor crítico era el hecho de exponer a los alumnos a una misma palabra muchas veces. Observó que, cuando dicha exposición iba acompañada de un comentario explícito sobre su significado, el grado de adquisición de la palabra se multiplicaba por dos.
John Hattie profundiza en este tema y afirma que es muy importante utilizar técnicas como el “ensayo” y la “revisión”. Con ensayo se refiere la idea de repasar y trabajar varias veces el contenido hasta que os alumnos son capaces de recordarlo por sí solos, mientras que la revisión hace referencia a volver a trabajar sobre contenidos ya asentados en lecciones anteriores.
Igualmente, también hace hincapié en la importancia de permitir a los alumnos tiempo de práctica suficiente para hacer las cosas que acabas de aprender. Cuando estos tiempos de practica son y son espaciados en el tiempo, se ha observado que las calificaciones de los alumnos mejoran hasta en un 26%.
No obstante, Hattie advierte que la práctica sin feed-back puede ser peligrosa porque puede llevar a los estudiantes a interiorizar algunas cosas de forma errónea.

Estrategia 6. Haz que los alumnos apliquen lo que saben

Robet Marzano ha encontrado que ayudar a los alumnos a que apliquen sus conocimientos profundiza su entendimiento sobre la materia.
La aplicación del conocimiento es un proceso deductivo donde los alumnos ponen en práctica diferentes principios en un problema o contexto concreto. Marzano encontró que enseñar a los alumnos a pensar deductivamente y darles una práctica guiada a la hora de hacer esto, les ayuda a generalizar su aprendizaje más allá de un tema o una tarea en concreto.
Hattie confirma que los procesos deductivos (aplicar un principio general en una situación concreta) es mucho más efectivo que la los procesos inductivos (pedirle a los alumnos que descubran principios generales a partir de la observación de un caso específico).
Cuando hablamos de aplicar el conocimiento también hablamos de resolver problemas. Los trabajos de síntesis de Robert Marzano revelan que realizar problemas en clase tiene un impacto alto (d=0,54) sobre el nivel de comprensión de los alumnos. Marzano y Hattie sostienen que los “buenos” problemas deben hacer que el alumno aplique lo que previamente ha aprendido. Cuando se proponen buenos problemas,las investigaciones de Hattie encuentran un tamaño de efecto alto similar al encontrado por Marzano (d=0,61). Sin embargo, cuando un problema es utilizado para promover el aprendizaje por descubrimiento, el efecto es mucho menor (d=0,15). Hattie también enfatiza la importancia de enseñar a los alumnos a resolver problemas paso a paso: entender el enunciado, pensar un plan de acción, llevarlo a cabo, revisar y comprobar los resultados.

Estrategia 7. Haz que los alumnos trabajen juntos

Robert Marzano y John Hattie están de acuerdo en que si los alumnos trabajan juntos, el aprendizaje mejora. El uso de grupos de aprendizaje cooperativo añade valor a los momentos de instrucción para toda la clase (d=0,41) y al trabajo individual (d=0,59-0,78).
También están de acuerdo que la competición intergrupal puede incrementar el efecto del aprendizaje cooperativo.
Sin embargo, ni Marzano ni Hattie cree que el aprendizaje cooperativo debe reemplazar completamente la instrucción a toda la clase ni las actividades de trabajo individual.
Hattie remarca cómo los alumnos necesitan que les enseñes datos y habilidades sobre un tema en concreto, para que puedan hacer buenas aportaciones al trabajo de su equipo. SI los alumnos no han adquirido suficientes conocimientos sobre un material, no pueden participar activamente en tareas cooperativas.
Marzano añade que si los alumnos tienes que llegar a dominar una materia, deben tener oportunidad de practicarlo de forma individual y recibir feed-back.
Finalmente, Marzano y Hattie están de acuerdo en que el aprendizaje cooperativo es solo efectivo cuando está cuidadosamente estructurado, se realiza en pequeños grupos (no más de 4), y se enseña de forma explícita a trabajar en equipo (ver entrada sobre este tema)

Estrategia 8. Haz que los alumnos sean auto-eficaces

La autoeficacia hace referencia a la creencia del estudiante en que su habilidad le puede ayudar a completar una tarea en un situación concreta.. Por ejemplo, un alumno puede sentirse capaz de bailar sobre un escenario pero puede sentir inseguridad hablando en público.
Hattie y Marzano han encontrado que la autoeficacia tiene un impacto sustancial en el logro del alumno. Observaron que aquellos alumnos que “creían” que iban a aprender a dominar las fracciones tenían mayor probabilidad de hacerlo, mientras que los alumnos que se consideraban a sí mismos como malos lectores mostraban menor probabilidad de mejorar su lectura.
Los trabajos de Marzano demuestran que puedes contribuir a mejorar la autoeficacia a través del elogio, y a través de expresar tus creencias a tus alumnos de que lo van a conseguir. Sin embargo, para ser efectivo, los elogios deben presentar las siguientes características:
  • Deben ser sinceros y reales: solo hay que darlos cuando los alumnos han tenido un logro o progreso real.
  • Deben hacer referencia a éxitos concretos relacionados con las tareas.
Como indica Carol Dweck, si constantemente estás alabando al alumno por todo lo que hace, acabarás promoviendo la mediocridad, y le estarás mandando el mensaje de que no crees que pueda dar más de sí (ver entrada relacionada).
Hattie subraya el hecho de que existe una relación recíproca entre autoeficacia y logro académico. Esto es, que si aumentamos los logros del alumno, aumenta su autoeficacia, mientras que si aumentamos su autoeficacia, también aumentarán sus logros.
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Traducción al español realizada por el autor de este blog desde el sitio web del profesor Shaun Killian sobre evidencia en educación.

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