Los americanos echan de menos a los soviéticos. Al menos en Hollywood, donde extrañan a unos malos para sus film que sentían peligrosos y misteriosos, aunque fuera a base de inventarse enemigos implacables o armas imposibles a los que los héroes debían de enfrentarse.
Lo mejor de todo es que, en muchas ocasiones, todo aquello se basaba en la realidad. Durante la guerra fría, los experimentos de la URSS para crear nuevas armas llegaron a extremos algo exagerados. Esta lista es una pequeña prueba, en la que comprobamos como emplearon millones en crear enormes taladros tripulados para viajar por el subsuelo o estaciones de radio para lavar el cerebro a la gente.
El topo de combate
Qué es: Un vehículo taladrador subterráneo.
Qué parece: Las tuneladoras de Gallardón.
Para que servía: Transportar explosivos y tropas de elite detrás de las líneas enemigas.
Por qué fracasó: Un aparato salido de un mal tebeo o una mala película (ejem, El núcleo), que jamás funcionó como debía de funcionar. Los rusos arrebataron los planos originales a los nazis, pudo continuar su investigación para los rusos. Pero el primer prototipo resultó ser un fracaso, moviéndose a paso de tortuga, y el segundo acabó por explotar ante la presión del motor y el proyecto fue abandonado.
El proyecto SURA
Qué es: Una máquina para controlar el clima.
Qué parece: Un circuito de competición de aviones a control remoto.
Para que servía: En teoría, para causar huracanes en suelo de la OTAN. En la práctica, para dificultar la comunicación por radio. Se trataba de enviar miles de partículas ionizadas para empujar la ionosfera hacia arriba. La estratosfera se ampliaría para llenar ese espacio y afectaría a la atmósfera, creando sequías o microclimas artificiales.
Por qué fracasó: El fin de la guerra fría trajo la paralización de un proyecto absurdo… pero que según muchos funcionaba. De hecho, y según denuncia la web Weatherwars, la mafia rusa se hizo con esa tecnología y creó el Huracán Katrina para vengarse por Hiroshima (tómese esta información con las debidas reservas). La estrategia: soltar una serie de componentes químicos que alteran las presiones atmosféricas y pueden causar tormentas o huracanes.
El monstruo del Caspio
Qué es: Un ekanoplano.
Qué parece: Una nave de G.I. Joe (más de 5.000 pesetas).
Para que servía: Transportar tropas a velocidades inusitadas. El KM era un aparato de 570 toneladas que podía volar a unos 3 metros sobre el agua a velocidades de 247 nudos, impulsándose gracias a un colchón de aire.
Por qué fracasó: En realidad, la tecnología de los ekanoplano funcionaba perfectamente, consiguiendo una velocidad muy superior a la de cualquier barco de tamaño semejante o superior y siendo útil para el transporte de tropas y material. Naves similares surcaban los océanos soviéticos con diferentes cometidos, aunque el “Monstruo del Caspio”, tenía fines claramente militares. Dos factores fueron cruciales en el cese de su fabricación. El primero, su vulnerabilidad ante la artillería enemiga. Y en segundo, la caída de la URRS, que retiró los fondos para la construcción de armas tan costosas.
Los cañones para lavar el cerebro
Qué es: Un emisor de microondas que perturba las frecuencia de pensamiento humano.
Qué parece: Una emisora pirata.
Para que servía: Los soviéticos investigaron durante décadas el campo del control mental. Una de sus teorías mas aceptadas estaba en que se podía interferir con el campo electromagnético del cerebro mediante la emisión de microondas.
Por qué fracasó: En Rusia, la llamada “ciencia psicotrónica” parece gozar de cierto respeto, y muchos defienden que las investigaciones estaban siendo exitosas. Políticos opuestos al régimen comenzaron a atacar este tipo de estudios, hasta que la opinión pública fue aplastantemente negativa y el gobierno retiró los fondos de la mayoría de programas. Muchos emigraron a los EEUU, donde han podido continuar investigando.
El Interferómetro Ecalar
Qué es: Un emisor de pulsos electromagnéticos, capaz de derribar aparatos o incluso interferir con el pensamiento humano.
Qué parece: Un resorte.
Para que servía: Los “cañones Tesla” podían tener varias utilidades. Por un lado, enviar señales electromagnéticas que confundieran sensores y maquinaria enemiga. En último extremo, serían capaces de volver locos los sistemas de misiles, cazas y cohetes espaciales. También se creía que, con la potencia suficiente, podrían incluso formar un escudo prácticamente impenetrable, todo fruto de la energía Escalar.
Por qué fracasó: El uso de esta especie de cañón de rayos electromagnéticos se investigó, aunque jamás se consiguió hacer funcionar como Tesla pensaba. Aún así, muchos creen que se consiguió desarrollar un arma que funcionaba, y que varios supuestos accidentes, como el de la lanzadera Challenger, fueron provocados por este arma.
Más armas pa’l pueblo
Fuente: http://blogs.lainformacion.com/futuretech/2012/05/30/armas-urss/