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martes, 28 de abril de 2020

¿Se recuperan nuestros cerebros del efecto neurotóxico del alcohol?


Cláusula de Divulgación

Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.

El consumo de alcohol en España constituye un serio problema de salud pública. Según el informe 2019 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, el 91,2% de la población española de 15 a 64 años manifestó haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida, el 75,2% lo había en el último año y el 62,7% en los últimos 30 días.
En este contexto, conviene recordar que el consumo de alcohol provoca daños en todas las estructuras cerebrales. La extensión e intensidad de las mismas se relacionan con la cantidad de alcohol consumida, la forma de consumo, el grado de desarrollo, que es más grave cuanto más jóvenes son los consumidores, y el género. La forma de consumo más dañina es la de los bebedores que consumen el alcohol en la modalidad botellón. En cuanto al género, se ha constatado que las mujeres son más vulnerables a estos efectos neurotóxicos.

Estructuras cerebrales afectadas y consecuencias

En muchos trabajos publicados en la literatura científica se han comparado las estructuras cerebrales de pacientes que llevaban días o semanas abstinentes con las de personas de un grupo control no consumidor de alcohol. Los datos no dejaban lugar a dudas: los sujetos dependientes del alcohol presentan alteraciones en regiones de la corteza frontal, así como un adelgazamiento de la sustancia blanca y gris.
Concretamente, los estudios realizados mediante técnicas de neuroimagen han evidenciado que las regiones más claramente afectadas por el alcohol son la ínsula y la corteza órbito-frontal media.
Otros estudios, realizados postmorten, apuntan a que el efecto neurotóxico del etanol tendría una mayor predilección por la sustancia blanca, esto es, por áreas del cerebro profundo donde predominan los axones de las neuronas. Eso implica que, por ejemplo, el cuerpo calloso, que conecta ambos hemisferios, está más delgado y atrófico que el de sujetos control. Y parece que también conduce a una pérdida importante de neuronas de la corteza frontal.
La pérdida no es baladí. Sobre todo si tenemos en cuenta que las regiones cerebrales frontales son las encargadas de las denominadas funciones ejecutivas. O lo que es lo mismo, de las actividades mentales complejas necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarnos y lograr alcanzar nuestros objetivos. El estudio de estas funciones ayuda a entender tanto la vulnerabilidad y el desarrollo de la adicción al alcohol, como el riesgo de recaídas.
Los trabajos publicados hasta ahora coinciden en apoyar la teoría de que el alcohol provoca un daño cerebral difuso. Aunque no podemos obviar que, al igual que sucede con los estudios sobre daño cerebral, es difícil determinar la recuperación dada la escasa representatividad del tamaño de las muestras de algunos estudios, los cortos periodos de seguimiento y la variabilidad de los instrumentos utilizados para determinar la disfunción cognoscitiva.

¿Se recuperan las alteraciones estructurales del cerebro con la abstinencia?

Los estudios longitudinales realizados para determinar el grado de recuperación de los daños estructurales cerebrales causados por el consumo de alcohol comprenden periodos de seguimiento bastantes cortos, aunque, excepcionalmente, algunos se han prolongado más allá de cinco años.
Por lo pronto, todos coinciden en que los daños cerebrales en adictos al alcohol dependen de varios factores como la edad, la cantidad de alcohol consumida previamente y la existencia de recaídas o el mantenimiento de la abstinencia. En los escasos trabajos que han conseguido periodos de seguimiento más allá de cinco años se observa una recuperación de la sustancia blanca en los sujetos que permanecían abstinentes, pero no así en los que tenían recaídas.
Estos resultados son alentadores, dado que confirman que la abstinencia no solo detiene los efectos neurotóxicos de la sustancia, sino que también facilita los procesos de recuperación de la sustancia blanca.
La siguiente tabla resume bastante fielmente lo que se sabe hasta ahora sobre este tema. En ella se muestran once dominios cognoscitivos divididos en tres periodos (< 1 mes, 1-12 meses y > 12 meses).

Daño en funciones ejecutivas de pacientes adictos al alcohol. Author provided

Como puede observarse, la mayoría de las disfunciones encontradas al mes de abstinencia se mantienen durante un año, aunque con menos gravedad. Más allá del año de abstinencia, la gravedad disminuye de forma considerable, lo que implica que una abstinencia superior al año se asocia a la recuperación cognoscitiva y la normalización de las tareas ejecutivas.
Estos datos tienen una clara implicación clínica, ya que la mayor parte de las intervenciones psicoterapéuticas basadas en la prevención de recaídas, llevadas a cabo en las primeras fases de tratamiento, requieren de memoria y aprendizajes visual y verbal que están más alterados en los primeros meses de abstinencia.

¿Por qué se produce la recuperación de las funciones ejecutivas?

De forma genérica, se acepta que las funciones dependientes de la corteza prefrontal se recuperan antes que las dependientes del hipocampo. Las primeras lo hacen durante los meses iniciales de abstinencia, y las segundas más adelante.
Una posible explicación es que, a pesar de haber menos neurogénesis en corteza prefrontal que en hipocampo –es decir menos nuevas neuronas generadas de células madre o de células progenitoras–, las funciones dependientes de las áreas prefrontales pueden ser compensadas por otras áreas cerebrales. Además, las nuevas neuronas surgidas en el hipocampo durante la abstinencia temprana podrían ser disfuncionales, debido al estado de hiperexcitabilidad propio del síndrome de abstinencia.
Un problema no resuelto es si esta recuperación cognoscitiva implica una recuperación real de las estructuras afectadas o si, por el contrario, son un ejemplo de compensación por parte de las estructuras menos deterioradas por el alcohol. Para algunos autores, la recuperación de las funciones neuropsicológicas se llevaría a cabo a expensas de la reestructuración del cerebro, de forma que otras áreas colaborarían para mejorar el rendimiento (fenómeno de compensación). Sin embargo, los hay que consideran que la neurogénesis en regiones como el hipocampo podría explicar la mejoría del rendimiento en tareas donde esté implicada la memoria.

La abstinencia, el mejor tratamiento

Actualmente, parece claro que la abstinencia alcohólica es el mejor tratamiento para la recuperación de las funciones ejecutivas, y se recomienda realizar una exploración de dichas funciones en pacientes con adicción al alcohol antes de iniciar un tratamiento cognitivo-conductual.
No obstante, es necesario estudiar y evaluar alternativas farmacológicas, biológicas o conductuales que, además de la abstinencia, puedan mejorar la neurogénesis, especialmente en el hipocampo y las regiones frontales.

Fuente: https://theconversation.com/se-recuperan-nuestros-cerebros-del-efecto-neurotoxico-del-alcohol-136775

miércoles, 25 de diciembre de 2019

E-Aditivos.com

Guía práctica de aditivos alimentarios perjudiciales o nocivos

Existen miles de aditivos “no autorizados”, ya que lo son todos excepto aquellos autorizados específicamente. Algunos se utilizan ocasionalmente de forma ilegal, especialmente en países con menores controles que los de la Unión Europea.
En esta web y app podemos consultar todos los aditivos que se usan en la comida. 

lunes, 24 de junio de 2019

Spain is now The World's Healthiest Country

These Are the World’s Healthiest Nations


  •  
    Iceland, Japan, Switzerland round out top five; U.S. is 35th
  •  
    Health index looks at life expectancy, environmental factors



Spain Is Now the World's Healthiest Country

Maybe it’s something in the gazpacho or paella, as Spain just surpassed Italy to become the world’s healthiest country.
That’s according to the 2019 edition of the Bloomberg Healthiest Country Index, which ranks 169 economies according to factors that contribute to overall health. Spain placed sixth in the previous gauge, published in 2017.
Four additional European nations were among the top 10 in 2019: Iceland (third place), Switzerland (fifth), Sweden (sixth) and Norway (ninth). Japan was the healthiest Asian nation, jumping three places from the 2017 survey into fourth and replacing Singapore, which dropped to eighth. Australia and Israel rounded out the top 10 at seventh and 10th place.
For the Bloomberg 2019 Healthiest Country Index full data set, click HERE
The index grades nations based on variables including life expectancy while imposing penalties on risks such as tobacco use and obesity. It also takes into consideration environmental factors including access to clean water and sanitation.
Spain has the highest life expectancy at birth among European Union nations, and trails only Japan and Switzerland globally, United Nations data show. Spain by 2040 is forecast to have the highest lifespan, at almost 86 years, followed by Japan, Singapore and Switzerland, according to the University of Washington’s Institute for Health Metrics and Evaluation.
"Primary care is essentially provided by public providers, specialized family doctors and staff nurses, who provide preventive services to children, women and elderly patients, and acute and chronic care," according to the European Observatory on Health Systems and Policies 2018 review of Spain, noting a decline the past decade in cardiovascular diseases and deaths from cancer.

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Eating Habits

Researchers say eating habits may provide clues to health levels enjoyed by Spain and Italy, as a “Mediterranean diet, supplemented with extra-virgin olive oil or nuts, had a lower rate of major cardiovascular events than those assigned to a reduced-fat diet,” according to a study led by the University of Navarra Medical School.
Meanwhile in North America, Canada’s 16th-place ranking far surpassed the U.S. and Mexico, both of which dropped slightly to 35th and 53rd. Life expectancy in the U.S. has been trending lower due to deaths from drug overdoses and suicides.
Cuba placed five spots above the U.S., making it the only nation not classified as "high income" by the World Bank to be ranked that high. One reason for the island nation’s success may be its emphasis on preventative care over the U.S. focus on diagnosing and treating illness, the American Bar Association Health Law Section said in a report last year after vising Cuba.
South Korea improved seven spots to 17th while China, home to 1.4 billion people, rose three places to 52nd. Life expectancy in China is on track to surpass the U.S. by 2040, according to the Institute for Health Metrics and Evaluation.
Sub-Saharan economies accounted for 27 of the 30 unhealthiest nations in the ranking. Haiti, Afghanistan and Yemen were the others. Mauritius was the healthiest in Sub-Sahara, placing 74th globally as it had the lowest death rate by communicable diseases in a region still marred by infectious mortality.

Methodology


Bloomberg evaluated health variables and risks ranging from those of behavioral nature to environmental characteristics. Final index only included nations with at least 0.3 million population and sufficient data. 169 WHO states met the criteria to be included.

To access the Bloomberg 2019 Healthiest Country Index data set for all nations, click HERE.
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domingo, 9 de diciembre de 2018

Recomendaciones de consumo de pescado debido a la presencia de mercurio

RECOMENDACIONES DE LA AGENCIA ESPAÑOLA DE CONSUMO, SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN PARA POBLACIONES SENSIBLES: MUJERES EMBARAZADAS O EN PERIODO DE LACTANCIA Y POBLACIÓN INFANTIL
Se recomienda a las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en periodo de lactancia y a niños de corta edad (entre 1 y 30 meses) consumir una amplia variedad de pescados, por sus grandes beneficios nutritivos, evitando consumir las especies más contaminadas con mercurio cuyo consumo debe limitarse en determinadas etapas.
Las recomendaciones para el consumo de Pez espada, Tiburón, Atún rojo (Thunnus thynnus: especie grande, normalmente consumida en fresco o congelada y fileteada) y Lucio son las siguientes:
  • Mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo o en período de lactancia. Evitar el consumo
  • Niños < 3 años. Evitar el consumo
  • Niños 3-12 años. Limitar a 50 gr/semana o 100gr/ 2 semanas (No consumir ningún otro de los pescados de esta categoría en la misma semana).
JUSTIFICACIÓN
Tanto la “Opinión sobre el mercurio y metil-mercurio en productos alimenticios” de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), como la nota informativa sobre “ Metil-mercurio en pescado y productos pesqueros” de la Dirección General de Sanidad y Consumo (DGSANCO) de la Comisión Europea, que contenía recomendaciones de consumo para los grupos más vulnerables de población (mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, mujeres en periodo de lactancia y a niños de corta edad), sirvieron de base a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición para publicar en su web una Nota informativa sobre mercurio y metil-mercurio en productos pesqueros en 2008.
El 28 de septiembre de 2010, el Comité Científico de la AESAN en su sesión plenaria, aprobó un “Informe en relación a los niveles de mercurio establecidos para los productos de la pesca”. En este informe se ha estimado que:
  • Una mujer embarazada (60kg) que ingiera una ración (100 g) de pez espada a la semana superaría la ingesta máxima tolerable de metil-mercurio.
  • Un niño de entre 7-12 años (35 kg) puede consumir sólo media ración (50 g) de pez espada a la semana y ningún otro de los pescados grandes en esa misma semana.
Por ello se ha procedido a actualizar las recomendaciones realizadas a los grupos de población vulnerables.
La toxicidad del mercurio (Hg) depende de su forma química, tipo y dosis de exposición y edad del consumidor. Su forma orgánica (metil-mercurio) posee una elevada toxicidad, se disuelve fácilmente en la grasa y atraviesa la barrera hemato-encefálica y la placenta pudiendo provocar alteraciones en el desarrollo neuronal del feto y en niños de corta edad.

(Esto es mercurio mineral, no metilmercurio)
El metil-mercurio se encuentra mayoritariamente en pescados y mariscos, donde puede llegar a representar más del 90% del mercurio total. Derivado de la contaminación medioambiental, los peces acumulan mercurio en su organismo a lo largo de su vida y esto ocurre especialmente en aquellas especies de gran tamaño como los grandes depredadores. El hecho de que estos grandes depredadores suelen ser migratorios, hace que no sea posible excluir los pescados de las aguas menos contaminadas.
En términos de beneficio-riesgo la AESAN considera que el pescado es, dentro de alimentación saludable, una parte importante de la dieta. Esto se debe, básicamente, a la calidad de su proteína y su grasa, con aminoácidos esenciales en cantidad más que adecuada, escasa cantidad de grasas saturadas y una importante proporción de ácidos grasos omega 3 y de vitaminas A, D, E, B6 y B12.
Mercurio mineral y mercurio orgánico
El mercurio no sólo se encuentra en el agua, sino en muchos otros alimentos como las verduras, pescado y mariscos, entre otro. Todo ello supone que las ingestas sucesivas de mercurio se van a ir sumando hasta dar la ingesta media diaria de esta sustancia. Es éste el riesgo real, el que se consuma un exceso de productos, contaminados a pequeña escala todos ellos, y que van a poder dar lugar a una intoxicación crónica.

Por este motivo, se ha estipulado una concentración máxima admisible de este metal, quizás aparentemente muy baja, pero que quiere asegurar que el total se encuentre siempre por debajo de los umbrales de toxicidad.


Mercurio mineral y mercurio orgánico

El mercurio es un metal clasificado en el grupo de los metales pesados, metales que poseen una elevada toxicidad, para personas y animales. Esta sustancia hay que diferenciarla en sus presentaciones químicas para poder inferir su posible toxicidad. Si la presentación química es como tal mercurio mineral (Hg), la toxicidad es relativamente baja. ¿Por qué? Porque los organismos animales no tienen tanta capacidad para poder absorberlo en su intestino. Es un metal pesado de difícil disolución y absorción, que tras pasar al torrente circulatorio suele ser eliminado por vía renal no dando problemas, salvo que la concentración ingerida sea muy elevada.

En este caso, llega a nivel renal, ejerciendo su función tóxica, y puede provocar la muerte del tejido y pérdida de funcionalidad. Esta situación es muy poco probable y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo se producirá en casos de accidente con liberación masiva.

Pero si la presencia fuese de metil-mercurio (mercurio orgánico) la situación sería diferente. El mercurio, cuando llega a la naturaleza, y transcurrido un tiempo, es transformado en el mismo medio ambiente a metil-mercurio. La diferencia entre el mercurio simple y el metil mercurio es muy importante. Esta segunda molécula es una forma orgánica, fácilmente reconocible por los seres vivos, que se acumula en el organismo y que posee una elevada toxicidad, sobre todo contra el sistema nervioso.

La neurotoxicidad del mercurio ha recibido, durante siglos, atención en todo el mundo. Sin embargo, no fue hasta el brote de Minamata (Japón) en 1950, cuando realmente se consideraron los efectos tóxicos agudos y se plantea la necesidad de su control. Miles de personas resultaron afectadas debido a vertidos industriales durante años en la bahía de Minamata, lo que permitió la acumulación de la forma orgánica en el agua. Los peces de la zona, a su vez, acumularon el metil-mercurio en su músculo, que posteriormente fue consumido por la población.

viernes, 14 de septiembre de 2018

El riesgo de eliminar los conservantes de las comidas.


La moda de los anticonservantes se extiende lenta pero imparable. La búsqueda de una alimentación más sana parece estar propiciando un sinfín de medidas que buscan lo mejor para la salud, pero que no siempre están avaladas por la evidencia. Un ejemplo muy claro es el ataque indiscriminado que se hace contra los "conservantes".
Esta palabra hace referencia a un grupo heterogéneo y muy numeroso de aditivos y tratamientos cuya finalidad es la de alargar el tiempo de vida en condiciones salubres de los alimentos. Y sin embargo, el marketing del miedo los está utilizando en nuestra contra.

La moda está aquí para quedarse

La industria alimentaria utiliza desde hace tiempo palabras como "natural" o "ecológico" para promocionar una serie de productos que tratan de identificar como "mejores" en calidad o valor saludable. Esto lo hemos visto en patatas fritascervezacualquier producto "bio"la leche...
AlcampoCarrefour o El Corte Inglés son tres de las grandes superficies que últimamente se han sumado a la campaña anticonservantes, llevándolas incluso a las redes sociales. Este parece un nuevo campo de batalla social en el cual las marcas pueden aprovechar el tirón de un tema polémico.
pues menos conservantes colorantes adictivos, químicos cancerosos, aceite de palma, espartamo, glutomato y sal y azúcar en la misma cantidad, para cuando hagais productos naturales nos dais consejos, ok. 👌🏻 ah y animal cruelty free y envases respetuosos con el medio ambiente😂
Buenos días, confirmarte que tenemos un compromiso por la eliminación de aditivos en nuestros productos marca propia
Pero la moda no es nueva. Aunque es prácticamente imposible rastrearla hasta su comienzo, la idea de que lo natural y sin aditivos o conservantes es mejor parece remontarse décadas atrás. Las marcas emplean términos como "tradicional", "natural", "sin ingredientes artificiales" o más recientemente, "sin aditivos", "sin añadidos", "sin químicos" o "bio" a sus etiquetas para atraer la atención del consumidor.

Qué son los conservantes y para qué sirven

Se denominan aditivos a una serie de sustancias que se añaden a los alimentos para ayudar a su conservación, a que sean más sabrosos o que parezcan más apetitosos. Desde luego, no todos los aditivos son adecuados para nuestra salud. Pero todos los aditivos añadidos a nuestros alimentos han pasado estrictos controles y son seguros para su consumo.
Entre los aditivos se encuentran los conservantes, cuya mala fama está muy extendida entre los consumidores. En 1985, el rumor de los conservantes "cancerígenos" alcanzó en España un cenit en el cual se distribuían fotocopias con listas de sustancias a evitar, se hablaba por radio, en televisión... Y menos mal que no existía WhatsApp.
Mermelada
Desde entonces llevamos arrastrando esta etiqueta, y hay quien identifica conservantes automáticamente con algo negativo en el alimento. Sin embargo, la historia de los conservantes es muy larga, y tiene milenios. La única función de los conservantes es hacer que el alimento dure más tiempo.
Entre sus responsabilidades están las de mantener a los microorganismos fuera de combate un tiempo determinado. Entre los conservantes tenemos cosas como el ácido sórbico, el ácido acético, el propionato de calcio, el azúcar, la sal, el alcohol... Todos los conservantes utilizados a día de hoy están aprobados y regulados, por lo que su consumo no implica un peligro para la salud dentro de una alimentación equilibrada.

El truco de los Es y otros nombres para espantar

Sin embargo, la industria alimentaria hace tiempo que utiliza la semántica para potenciar unos u otros productos. Así, por ejemplo, no resulta igual de atractiva la palabra ácido acético que vinagre. Mientras que la primera puede parecer un elemento químico artificial y raro en nuestra comida, la segunda puede utilizarse para vendernos la idea de algo natural y tradicional.
Aún más interesante es la animadversión que hemos desarrollado ante el concepto de los "E". Los números E europeos se utilizan para dar una nomenclatura unificada a los aditivos. Para que un aditivo se pueda utilizar dentro de la UE debe haberse sometido a los controles sanitarios necesarios y haber recibido ese número E que lo identifica como seguro.
Aditivos2
Como decíamos, en 1985 el alarmismo contra los aditivos consiguió que los productos alimentarios adquiriesen una dimensión de saludables o no atendiendo a los números E que exponían. Sin embargo, esto es una falacia ya que, como hemos explicado, esta nomenclatura no hace referencia únicamente a los aditivos industriales de origen artificial, sino a todo tipo de sustancias. Por ejemplo, el ácido cítrico, presente en el zumo de limón o naranja (entre otras frutas), es el E330; mientras que la curcumina, que le proporciona el color a la cúrcuma, es el E100; y los ácidos grasos se catalogan como E570.
Esta clasificación engloba a los colorantes en la primera centena, a los antioxidantes en la tercera, a los edulcorantes entre la cuarta y la novena y así. Los conservantes, en concreto, se encasillan casi todos entre el E200 y el E299. En definitiva, los números E son solo una manera de nombrar a las sustancias para su clasificación. Por ejemplo, según la normativa, una manzana tendría en su composición estos "aditivos" (no serían aditivos, claro): E160, E163, E253, E296, E300, E306, E460, E570 y, además, cloro.

De la moda a la quimiofobia (y el problema de no usar conservantes)

Está muy bien la búsqueda de una alimentación mejor. Cada día la sociedad está más concienciada con la necesidad de una nutrición saludable. Sin embargo, el uso de aditivos no es sinónimo de peligro para la salud. Aunque las evidencias indican que los alimentos naturales son más sanos que los ultraprocesados, esto no quiere decir que los aditivos hagan a un alimento más insano.
De hecho, los conservantes en concreto tienen la misión de asegurar la salubridad alimentaria, evitando enfermedades que hasta hace unas cuantas décadas eran un problema entre la población. A día de hoy hemos eliminado el botulismo, la meningitis, la listeriosis, la salmonelosis... y un sinfín más de problemas gástricos derivados de un tratamiento incorrecto.
También nos permite tirar menos recursos y aprovecharlos mejor, haciendo llegar los alimentos a más sitios. Eso no quiere decir que la comida llegue a todas partes del mundo. Pero está claro que sin los conservantes, sería mucho más difícil distribuirla.
Lo "natural", "tradicional", "bio", "sin conservantes ni aditivos" no tiene por qué ser más sano en sí mismo. Tampoco comer de forma segura implica comer de forma saludable, claro. Pero los conservantes nos ayudan a tener un abanico más amplio para que podamos elegir qué queremos comer.
Aun así, la industria utiliza un sinfín de estratagemas para confundir al consumidor, aprovechando el miedo a lo desconocido en un ataque conocido como "quimiofobia". Sin embargo, hasta la fecha el uso de los conservantes nos ha traído muchas más cosas buenas que malas. Así que no es mala idea pensar en lo siguiente: todos los seres vivos, en el fondo, no somos más que "química", así que más vale contrastar la información antes de caer en un miedo irracional a una palabra.

Imágenes | iStock, Unsplash
Fuente: https://www.xataka.com/medicina-y-salud/favor-no-le-quites-conservantes-a-mi-comida