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lunes, 8 de marzo de 2021

De pueblo fantasma a lugar en el que vivir de forma autosuficiente, ecológica y en armonía con la naturaleza.

La ecoaldea hippie en la cima de una montaña de León


Tiempo de lectura 8 minutos

Matavenero es un pueblo de la comarca de El Bierzo (León) que quedó deshabitado a finales de los años 60 hasta que en 1989 llegó un grupo de hippies del movimiento internacional Rainbow Family. Tienen una pequeña escuela y biblioteca, la casa del médico, una cantina y hasta un albergue en el que puedes alojarte 10 días a cambio de lo que tú desees.

Matavenero es una localidad muy famosa internacionalmente y prácticamente desconocida en España. Se encuentra asentada en la cima de una montaña de Los Montes de León y sus habitantes han conseguido darle la vuelta al mito de la España vacía porque aquí viven cerca de 70 personas de siete nacionalidades diferentes (Brasil, Francia, Dinamarca, Alemania, España, Polonia y Austria) que conviven con unas particularidades diferentes al resto de la sociedad.

Matavenero, El Bierzo, León

En Matavenero han nacido más de 30 niños, lo que lo convierte en el pueblo con mayor natalidad de la provincia de León. Aquí no hay televisión, pero sí música a todas horas. No tienen carreteras, pero sí caminos. No hay luz eléctrica, pero sí energía solar. No tienen coches, pero sí bicicletas. No tienen grandes edificios, pero sí casas con vistas a la montaña. No tienen demasiadas comodidades, pero sí mucha felicidad. ¿Se puede visitar? ¡Claro, y promete ser uno de esos viajes que nunca se olvidan!

Aunque este pueblo está “aislado”, recibe muchas visitas de curiosos, turistas, peregrinos, senderistas y hasta famosos, como la del aventurero y leonés Jesús Calleja que lo ha visitado en repetidas ocasiones tras alguna de sus rutas en bicicleta y se ha convertido en amigo de muchos de sus vecinos.

Un lugar en el que cada día amanecen con la melodía de ruiseñores, olor a café caliente y bizcocho horneado en su cantina, y ejercicio en el mejor gimnasio al aire libre, sus huertos ecológicos. Los atardeceres con el sonido del guitarreo en la plaza principal o un baño en sus frescas pozas son su forma de disfrutar de los placeres de la vida.

Matavenero, El Bierzo, León

DESCUBRIMOS MATAVENERO

Llegamos a Matavenero y dejamos el coche en el aparcamiento, está prohibida la entrada de vehículos al pueblo. Nos encontramos con unas coloridas casas de madera y unas vistas privilegiadas a los Montes de León, mientras disfrutamos del canto de varios pájaros, como el escribano cerillo, que parece que nos da la bienvenida.

Caminamos por su calle principal, escuchamos unas peculiares notas musicales a lo lejos, huele a pan recién horneado y nos acercamos a esa casa en la entrada del pueblo. Se la conoce como la sala principal y es un amplio comedor, con un horno de leña, que hace que también la llamen la Panadería porque aquí se hornea pan y postres para todo el pueblo.

Varios jóvenes disfrutan de una jam session con diferentes instrumentos. El grupo que toca se llama Tinuviel, de música folk-celta, y es de Ullrich Wuttke (Alemania, 63 años), pionero de la comunidad de Matavenero, llegó aquí hace más de 30 años.

Se nos acerca Daniel (Palencia, 38 años), que vive aquí desde hace más de 10 años: “¿Os apetece un poco de pan con mermelada de frutos rojos? Acaba de salir del horno”. Nos sentamos y disfrutamos del acogedor ambiente, mientras compartimos una agradable conversación con Daniel.

Matavenero, El Bierzo, León

Nos cuenta que lleva más de una década viviendo en este pueblo: "Oí hablar de Matavenero y vine solo de visita a ver a unos amigos. Me enamoré del entorno y, sobre todo, de su filosofía, así que dejé mi trabajo y comencé una nueva vida aquí. Este estilo de vida te engancha, yo soy feliz con esta filosofía y disfrutando de la soledad”.

Cuando termina el concierto, Ullrich, uno de los músicos, nos ofrece enseñarnos la posada y nos invita a alojarnos aquí. “Muchos piensan que nos molestan las visitas y todo lo contrario, estamos encantados de recibir gente siempre que nos visiten con respeto. Yo llegué aquí hace 30 años cuando solo había zarzas y maleza. Mi hijo ha crecido en este entorno en el que han nacido más de 30 niños”.

En Matavenero tienen una zona habilitada para la acampada de visitantes acondicionada con un baño, ducha, fregadero y también disponen de un albergue con literas y cocina de leña. Esta posada, de ocho plazas, está abierta al público con donativos, lo que ellos conocen como Magic Hat o Sombrero mágico una filosofía del movimiento Rainwbow al que pertenecen.

Su gestión económica es muy simple: tú puedes dejar lo que quieras y coger lo que necesites. Ullrich nos invita a un capuccino con mucha espuma, pero también tienen infusiones de hierbas, crepes de chocolate con crema de cacahuete, crema de tahini a base de semillas de sésamo o miel. En ocasiones, tienen tortilla y bizcocho y si te apetece traer tu propia comida también puedes comértela aquí. Es un espacio abierto 24 horas en el que a veces te atienden y otras te sirves tú.

Matavenero, El Bierzo, León

Daniel nos recomienda que nos acerquemos hasta el punto más alto del pueblo donde se encuentra el teleférico, uno de los grandes atractivos de Matavenero. Las vistas desde este punto son de esas que se graban en la retina por su impactante belleza. El teleférico, que solo utilizan para trasladar mercancías, ha marcado un antes y un después en la calidad de las construcciones del pueblo porque se puede bajar material de una manera más cómoda. Desde aquí también observamos la belleza de sus casas, arquitectura y su entorno con una curiosa historia a sus espaldas.

Todo surgió durante los encuentros internacionales de la comunidad Rainbow (movimiento internacional vinculado a comunidades alternativas herederas del pacifismo y ecologismo hippie de los 60) celebrados en la montaña leonesa en los años de 1987 y 1988.

Este pueblo, a finales de los 60, quedó despoblado como consecuencia de los continuos problemas de abastecimiento de agua, lo duros inviernos y la falta de estructura de comunicación. En 1987 se asentaron aquí varios hippies de diferentes orígenes dispuestos a vivir de forma autosuficiente, ecológica y en armonía con la naturaleza.

Matavenero, El Bierzo, León

Cuando llegaron el pueblo estaba prácticamente destruido tras haber sufrido tres incendios y 30 años de abandono. En un principio vivieron en tiendas de campaña y tipis y, tras limpiar todo el pueblo, que estaba cubierto por malezas y zarzas, rescataron lo que pudieron de las construcciones antiguas para empezar a levantar sus hogares.

Ahora bajamos hasta 'la campa', que es el edificio más exótico de todo el poblado y es conocido como el Domo Geodésico, en el que para nuestra sorpresa va a comenzar un taller de yoga y meditación. Se escuchan sonidos mantra que indican que la clase comienza. Nos dejamos llevar por su filosofía, la de fluir con todo lo que nos vamos encontrando a nuestro paso. Este domo de madera tiene una acústica que produce ilusiones sonoras que nos provocan una sensación que nunca antes habíamos vivido. La clase nos hace viajar con los sentidos hasta un lugar que nunca habíamos visitado.

En este espacio cada habitante, o incluso visitante, puede proponer un taller e impartirlo. Por ejemplo, es muy común que se lleven a cabo cursos de verano de acercamiento a la vida rural y en tres días puedes aprender cómo realizar un huerto ecológico, cómo construir una casa de madera o cómo hacer tu propio pan.

Tras la regeneradora clase de yoga, nos perdemos por el bosque de castaños, situado en el valle norte, para disfrutar de una práctica japonesa conocida como shinrin-yoku o baño de bosque, que se trata de disfrutar de la naturaleza con los cinco sentidos.

Matavenero, El Bierzo, León

Sentimos el viento que nos golpea la cara hasta tal punto que nos despeina, con cada paso se intensifica el olor a hierba fresca y la dulce melodía de los pájaros mientras observamos burros, cabras y ovejas a lo lejos. Este bosque es uno de los grandes tesoros de Matavenero, pero es importante preguntar a sus habitantes por el acceso y el camino adecuado ya que no está señalizado.

El relajante paseo nos lleva a conocer sus famosas pozas por las que pasa el río Argutorio. Llevamos una mochila llena de frutas y nos sentamos en la orilla de la playa fluvial donde suenan notas del género musical conocido como world music, que es un concepto que nace de la fusión de música folclórica, popular y étnica. El agua está fría pero los más valientes saltan desde una roca y se dan un refrescante chapuzón.

Cruzamos un puente de tablas de castaño para llegar hasta el pueblo de al lado, Poibueno, otra aldea hippie de menor tamaño que conserva, aunque en ruinas, un monasterio de la Edad Media en el que vivieron monjes que buscaban un desierto de soledad en un paraíso. Aunque la filosofía de este pueblo es diferente de la de sus vecinos, mantienen una relación y comunicación fascinantes ayudándose en cualquier labor que sea buena para toda la comunidad.

Pueblos que fueron fantasmas y que no solo han logrado revivir, sino que pueden ser lo más parecido al edén, gracias a un paisaje de belleza impoluta, a la armónica e incesante melodía de su entorno y a la naturaleza en su estado más puro. Un grito a la vida para sentirse libre disfrutando el aquí y el ahora.

Matavenero, El Bierzo, León

CÓMO LLEGAR

Matavenero está ubicado en un apartado valle en el municipio de Torre del Bierzo al que pertenece. Se puede acceder a la aldea caminando a través de un sendero desde el pueblo de San Facundo (aproximadamente 5 kilómetros) o, bien, en coche (A6 y LE5316).

DÓNDE DORMIR

Nos alojamos en la casa rural de La Casina del Pozo en San Román de Bembibre, a 19 km de Matavenero. Una espléndida y coqueta casa de 1892 rehabilitada, pero conservando la tradicional arquitectura rural de El Bierzo: muros de piedra y tejados de pizarra. Por dentro parece una casa de cuento, a base de madera, con un curioso pozo de piedra iluminado y acristalado en el salón. Nuestra habitación doble dispone de jacuzzi y todas las comodidades para desconectar en un entorno impregnado de encanto.

Fuente: https://www.traveler.es/naturaleza/articulos/matavenero-pueblo-hippie-ecoaldea-leon-visitar/20398

viernes, 21 de febrero de 2014

Malmö - Ciudad para ciclistas.

Malmö, la tercera ciudad más grande de Suecia, número 7 en el ranking internacional de “Ciudades del Mundo para la Bici”, es una ciudad para ver y disfrutar, con un estilo de vida relajado que se mide a ritmo de pedaladas.

Por Maite Cañamares 
En primavera de 2013 su nombre saltó a la fama entre legiones de eurofans al convertirse en la sede del Festival de Eurovisión. Pero su popularidad llega más lejos y no hay ciclista urbano que en un momento u otro de la conversación, no acabe citando esta ciudad sueca de cerca de 300.000 habitantes, que hace de unión con Dinamarca y el resto de Europa, a través del puente Orensund, que conecta Malmö y Copenhague con trenes directos cada 20 minutos.

¿Y qué tiene Malmö para hablar de ella?

Pues a parte de un casco antiguo –Västra Hamnen– y un viejo puerto industrial totalmente renovado que harían las delicias de cualquier turista, dispone de una de las mejores redes de infraestructuras para descubrir y disfrutar de la ciudad en bicicleta.
A lo largo de la última década –enfatizamos que en apenas diez años–, Malmö ha pasado de tener 250 km de carriles bici a más de 430, reservando la mayor parte de su casco antiguo solo para bicicletas. Un tercio de los desplazamientos en la ciudad ya se hacen en bici y cada día son más los servicios para ciclistas: desde aparcamientos y garajes vigilados, puntos con bombas de aire para hinchar ruedas, iluminación de los carriles bici y un novedoso sistema que les da prioridad: una red de sensores en cruces que, al detectar que se acerca una bicicleta, cambia los semáforos para priorizar el paso del ciclista.
Hace unos años se intentó ganar adeptos regalando un mes de alquiler de bici a quienes dejaran el coche en casa. El proyecto “Business on Bikes” logró que 50 empresas de la ciudad cambiaran las cuatro ruedas por bicicletas para los trayectos de trabajo y todos los empleados municipales reciben un plus en su nómina si acuden a su puesto en bici y realizan sus gestiones laborales a golpe de pedal.
Todo ello logró que el uso de vehículos privados para trayectos de menos de 5 km pasase del 48% en 2003, al 38% cinco años más tarde y que haya aumentado también el uso del transporte público, dado que todas las líneas de autobús y tren ofrecen títulos de transporte que combinan el billete y el parking de la bici.

Un parking para bicis de película

Para poner la guinda a este pastel, el ayuntamiento de Malmö acaba de inaugurar su nuevo parking para bicis en la estación central de trenes y autobuses. Con capacidad para más de 1.500 bicicletas, dispone de mil y un detalles: bombas de aire, tienda de bicicletas, taquilla, numerosas pantallas que informan de la llegada y salida de trenes, aseos, una acogedora sala de espera por si toca esperar al tren, cafetería, incluso duchas para los ciclistas más deportivos.
Desde el parking se accede directamente a los andenes de trenes y autobuses, es totalmente gratuito y dispone de acceso las 24 horas del día, los 365 días del año. Dispone también de una zona de aparcamiento vigilado de pago para casi 700 bicicletas, ideal para todos aquellos que quieran dejar en sus bicis objetos susceptibles de sustraer, y todo ello en un diseño tan funcional y alegre, que alegra la vista.
En los últimos diez años, más de 4.000 expertos en urbanismo y arquitectura han visitado Malmö para tomar nota. Esperemos que entre ellos alguno español se haya traído alguna para importar el modelo.


Fuente: http://www.feuvertenmarcha.org/por-que-los-ciclistas-estan-enamorados-de-malmo/